La Copa del Mundo de 2026 en plena polémica tras la amenaza de Trump de cambiar las ciudades sede
Estados Unidos se prepara para albergar la mayoría de los partidos de la primera Copa del Mundo de Fútbol 2026 con 48 selecciones, la cual compartirá con Canadá y México. Dieciséis ciudades —incluyendo Dallas, Miami, Atlanta, Los Ángeles, Boston y Seattle— están preparándose para organizar este torneo ampliado.
FIFA ha informado una demanda sin precedentes, con casi dos millones de entradas ya vendidas, y afirma que en total se ofrecerán alrededor de seis millones de asientos.
Pero Donald Trump ha advertido repetidamente que ciertas ciudades anfitrionas, en especial aquellas con gobiernos municipales demócratas, podrían perder sus partidos si considera que las condiciones de seguridad no son suficientes. El mes pasado sugirió que a Boston podría retirársele los encuentros. Esta semana, el foco cambió abruptamente a Seattle.
Un tenso intercambio en el Despacho Oval
Durante la sesión del lunes en el Despacho Oval, se le preguntó a Trump sobre la alcaldesa electa de Seattle, Katie Wilson, una socialista democrática que tomará posesión en enero. Él insinuó que la ciudad podría perder sus partidos del Mundial si surgieran problemas de crimen o seguridad.
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“Si creemos que va a haber algún signo de problemas, le pediría a Gianni que lo traslade a otra ciudad”, dijo Trump refiriéndose a Gianni Infantino. Continuó describiendo a la futura alcaldesa de Seattle como “muy, muy liberal / al‑comunista”, y añadió: “Si pensamos que va a haber otro problema, vamos a mover este evento a otro lugar donde se lo aprecie y sea seguro.”
Según News.com.au, la línea inesperada de preguntas dejó a Infantino “corriendo” para responder. Finalmente reiteró la postura histórica de la FIFA:
“La seguridad es la prioridad número uno para un Mundial exitoso.” Señaló que los aficionados han demostrado una gran confianza en el evento, evidenciada por las ventas récord. Infantino añadió que la FIFA y las autoridades de EE. UU. siguen coordinándose mediante una fuerza de tarea conjunta de seguridad para garantizar que todos los visitantes experimenten un torneo seguro.
Dinámicas regionales tensas
El ambiente político que rodea al torneo se ha complicado aún más por los recientes comentarios de Trump a NBC News en los que sugería que estaría abierto a autorizar ataques estadounidenses en México contra cárteles de droga.
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Con Ciudad de México programada para albergar el partido inaugural el 11 de junio, esas declaraciones podrían agravar una asociación trinacional ya de por sí delicada.
Las autoridades mexicanas no han respondido directamente, pero los analistas advierten que esta retórica podría entorpecer la planificación crítica entre las naciones coanfitrionas.
Cambios de visados generan nuevas preguntas
Trump también anunció que las embajadas estadounidenses empezarían a priorizar las citas de visado para aficionados internacionales que puedan presentar entradas de partidos. El sistema, conocido como el FIFA Prioritised Appointment Scheduling System (PASS), pretende reducir los tiempos de espera para las entrevistas.
Funcionarios estadounidenses dijeron que los solicitantes deberían esperar una entrevista dentro de seis a ocho semanas, y subrayaron que los poseedores de entradas serán sometidos al mismo proceso de vetting que cualquier otro viajero.
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Algunos diplomáticos quedaron sorprendidos por el anuncio repentino, el cual no se esperaba como parte del briefing del Despacho Oval.
Potenciales repercusiones para los aficionados
Los organizadores del torneo advierten que cualquier reordenación de última hora en las ciudades anfitrionas podría causar grandes trastornos a los seguidores que ya han reservado vuelos, alojamiento y desplazamientos para los días de partido.
Cambiar sedes en esta fase se considera altamente inusual en la planificación moderna de los Mundiales y requeriría coordinación entre la FIFA, los comités locales de organización y agencias federales.
Mirando hacia el futuro
Con el sorteo del torneo programado para el 5 de diciembre, las autoridades de EE. UU., Canadá y México están trabajando para tranquilizar a los aficionados y mantener la estabilidad.
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Pero las reiteradas intervenciones de Trump han introducido una nueva capa de imprevisibilidad en un proyecto diseñado para exhibir la cooperación internacional —lo que plantea dudas sobre cómo responderán las ciudades anfitrionas, y la misma FIFA, si la presión política se intensifica.
Fuentes: NBC News, News.com.au, Fox News
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