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Estados Unidos descubre la fiebre del fútbol en la política

Un panorama en transformación

Durante gran parte de su historia moderna, el fútbol ocupó un lugar marginal en la vida política estadounidense. La atención nacional giraba en torno a la NFL, el baloncesto o el béisbol, mientras que el deporte más popular del mundo apenas aparecía en la conversación pública. Sin embargo, la expansión de la Major League Soccer, el aumento de la participación juvenil y la cercanía del Mundial 2026 han generado un cambio notable.

Los estrategas de ambos partidos han percibido esta transformación. Para muchos votantes jóvenes, Messi y Ronaldo son rostros más familiares que la mayoría de los líderes políticos. Esto ha impulsado a las campañas a apropiarse del atractivo mundial del fútbol, sobre todo entre audiencias más internacionales y más activas en redes sociales.

Las ambiciones crecientes de la FIFA

La FIFA lleva años situando a Estados Unidos como pieza clave de su estrategia global. La ampliación de la Copa Mundial de Clubes y el diseño del Mundial con cuarenta y ocho equipos reflejan una apuesta por el mercado estadounidense. Informes previos han destacado la relación fluida entre el presidente Donald Trump y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, lo que ha facilitado la cooperación en la preparación del torneo.

La apertura de una oficina de la FIFA en la Trump Tower simboliza tanto la magnitud de la inversión como la necesidad de mantener vínculos políticos sólidos en los años previos al evento futbolístico más grande de la historia.

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Fútbol y proyección política

La nueva dimensión política del fútbol se hizo evidente durante la reciente visita de Cristiano Ronaldo a Washington. Un video en el que se veía a Trump saludando a Ronaldo y a Georgina Rodríguez acumuló millones de me gusta en la cuenta oficial de Instagram de la Casa Blanca, una cifra muy superior a las publicaciones habituales.

El encuentro tuvo lugar durante un homenaje al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, uno de los principales impulsores financieros del fútbol mundial. Ronaldo, jugador del Al Nassr, asistió junto a Elon Musk, el director ejecutivo de Apple Tim Cook e Infantino, quien había llegado desde Rabat tras entregar el premio al Jugador Africano del Año a Achraf Hakimi.

Trump dijo a los presentes, Saben, mi hijo es un gran admirador de Cristiano Ronaldo. Ahora que está aquí, creo que respeta un poco más a su padre después de que los presenté. Gracias por estar aquí, es un honor.

Los demócratas reaccionaron de inmediato difundiendo contenido de Messi en sus propias plataformas, en un intento por mostrar su propia cercanía al mundo del fútbol.

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La inmigración entra en el juego

El vínculo entre deporte y política adquirió un tono más fuerte cuando el vicepresidente JD Vance introdujo mensajes sobre inmigración durante una reunión del Grupo de Trabajo de la Casa Blanca para el Mundial 2026. Vance bromeó con que los visitantes extranjeros que excedieran el tiempo permitido durante el torneo tendrían que conversar con la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, conocida por su presencia constante en operativos migratorios.

Sé que tendremos visitantes de casi cien países, dijo Vance. Queremos que vengan, que celebren, que vean los partidos. Pero cuando el tiempo termine, deberán regresar a sus hogares, de lo contrario tendrán que hablar con la secretaria Noem.

Noem señaló que se espera la llegada de unos dos millones de visitantes internacionales para el torneo. Aseguró que el trámite de documentos se desarrollará sin contratiempos, mientras su departamento resaltaba su postura firme en sus primeros cien días de gestión.

Las declaraciones se produjeron en un contexto de tensiones internacionales, guerras activas y medidas estrictas del gobierno en materia de comercio e inmigración, lo que hizo más llamativa la combinación de política migratoria y planificación mundialista.

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Dimensiones económicas y diplomáticas

Trump subrayó que el torneo generaría decenas de miles de millones de dólares en actividad económica y miles de puestos de trabajo. Ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Miami, Dallas y Atlanta están ya en fases avanzadas de preparación, ajustando infraestructura y protocolos de seguridad.

Infantino señaló, Estados Unidos recibirá al mundo. Todos los que quieran venir a disfrutar y celebrar el juego podrán hacerlo. Trump añadió que será el torneo más grande, más seguro y más extraordinario de la historia.

Analistas políticos interpretan estas declaraciones como intentos de situar el Mundial dentro de un marco más amplio relacionado con economía, inmigración, diplomacia y la imagen internacional del país.

Un giro político

La creciente presencia del fútbol en Washington indica que los asesores políticos ven el deporte no solo como un fenómeno cultural, sino también como una herramienta para influir en la opinión pública. Su alcance global permite llegar a grupos que rara vez interactúan con la política estadounidense.

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Al mismo tiempo, especialistas deportivos destacan que esta apropiación política podría acelerar la integración del fútbol en la identidad cultural estadounidense, justo cuando aumenta la expectación por el Mundial 2026.

Sea por estrategia electoral o por entusiasmo genuino, la relación emergente entre fútbol y política está redefiniendo el espacio que ocupa el deporte en la vida pública del país.

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