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Dentro de la obsesión deportiva secreta de Corea del Norte

Desde estadios llenos hasta triunfos olímpicos inesperados, los atletas norcoreanos están reescribiendo silenciosamente la historia de un país más conocido por misiles que por medallas.

Pasión entre muros

Aunque la llaman el “Reino Ermitaño”, el amor de Corea del Norte por el deporte es cualquier cosa menos un secreto. Fútbol, baloncesto y halterofilia dominan la escena nacional, combinando orgullo y política en cada juego.

Según Topend Sports, la Asociación de Fútbol de la RPDC es miembro de la FIFA desde 1958, una de las alianzas internacionales más antiguas del país.

El equipo masculino sorprendió al mundo en 1966 al llegar a los cuartos de final del Mundial, mientras el femenino conquistó Asia en los años 2000.

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La televisión estatal transmite los partidos como grandes estrenos, y el Estadio Rungrado May Day se llena con miles de fanáticos.

Más allá de la propaganda

Muchos ven el deporte norcoreano como propaganda, pero la realidad es más compleja.

El baloncesto floreció gracias a una figura improbable: Dennis Rodman. Según The Guardian, el exjugador de la NBA visitó Pyongyang varias veces, entrenó jugadores y se hizo amigo de Kim Jong Un. Sus visitas excéntricas encendieron una fiebre nacional por el baloncesto.

“Pese al aislamiento político de Corea del Norte, el deporte sigue siendo un lenguaje universal que conecta a la nación con la comunidad global”, dijo Robert J. Wood, fundador de Topend Sports.

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Por un breve instante, los atletas norcoreanos compiten como iguales, no como enemigos.

París 2024: El regreso

Tras años de sanciones y ausencias, Corea del Norte regresó a los Juegos Olímpicos de París 2024 con seis medallas: dos de plata y cuatro de bronce.

El regreso fue más que una competencia: fue una declaración diplomática.

El COI levantó la suspensión del país, insistiendo en que “los atletas calificados deben competir, sin importar la política”.

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El veterano levantador Om Yun-chol, cinco veces campeón mundial, obtuvo plata, encendiendo el orgullo nacional.

Sueños de maratón y fuerza

Corea del Norte tiene una larga historia deportiva. Jong Song-ok ganó el oro en el maratón del Mundial de 1999, y el boxeador Choe Chol-su lo hizo en los Juegos de 1992.

El Maratón de Pyongyang, abierto a pocos extranjeros, muestra un país sonriente y humano, donde por un momento el deporte vence a la política.

Un juego político

En Corea del Norte, el deporte es más que un juego: es escenario, símbolo y mensaje.

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Cada medalla cuenta una historia de sacrificio detrás de puertas cerradas.

El objetivo de Pyongyang es claro: seguir ganando, seguir sorprendiendo al mundo, y mostrar que incluso el país más aislado puede brillar.

Fuentes: Reuters, BBC, AP, Topend Sports, COI, FIFA, World Athletics

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