Fútbol

El inglés que silenció el Camp Nou

Nacido en Archway, al norte de Londres, la historia futbolística de Laurie Cunningham comenzó humildemente con el club Highgate North Hill en 1968. A los 10 años fue descubierto por la cantera del Arsenal, pero sus sueños de grandeza se desvanecieron cuando el club lo liberó en 1972, dudando de su potencial.

El Leyton Orient le ofreció una segunda oportunidad. Hizo su debut en 1974 contra el West Ham, y pronto, el veloz extremo se convirtió en favorito de los aficionados, anotando 15 goles en 75 apariciones. Su ritmo era eléctrico; los defensas no podían con él. No pasó mucho tiempo hasta que el West Bromwich Albion llamó a su puerta.

En The Hawthorns, Cunningham se convirtió en una revelación. El entrenador Ron Atkinson lo describió una vez como “el mejor jugador que Gran Bretaña ha producido desde George Best”. Por una vez, la hipérbole parecía justificada. Europa empezaba a fijarse en él.

Rompiendo barreras en Madrid

En 1979, el Real Madrid —la institución futbolística más grande— fichó a Cunningham por 950.000 libras, convirtiéndolo en su jugador más caro hasta ese momento. También se convirtió en apenas el segundo futbolista negro en vestir la camiseta blanca, tras el breve paso de Dida dos décadas antes.

Lee también: l golpe a Chelsea: la lesión de Palmer sacude al club y pone en peligro su sueño mundialista

Su debut en La Liga fue una declaración: dos goles ante el Valencia, pero su ascenso pronto se vio frenado por las lesiones. Luego llegó febrero de 1980 y un Clásico que grabó su nombre en la historia del fútbol español.

Una noche mágica

El primer enfrentamiento de Cunningham con el Barcelona fue puro teatro. En el Camp Nou, atormentó al lateral Rafa Zuviría, combinando una velocidad deslumbrante con una gracia natural. El Real Madrid ganó 2–0, pero el marcador solo contaba parte de la historia.

El diario Marca capturó el momento a la perfección: “El Barcelona no tuvo respuesta ante el absoluto dominio del hombre negro que juega al fútbol como los ángeles y cuyo nombre es Cunningham —el hombre al que hoy le quitamos el sombrero.”

Su compañero Miguel Ángel Portugal lo llamó “un cohete”. El defensor del Barça, Migueli, admitió que era “eléctrico”. Y entonces ocurrió lo impensable: miles de aficionados del Barça se pusieron de pie y aplaudieron a un jugador del Madrid.

Lee también: La joven estrella del PSG sufre una grave lesión en el empate con Lorient

Su hijo, Sergio Cunningham, recordaría más tarde: “Mi padre se disponía a lanzar un córner cuando el estadio le rindió una ovación. Nunca he visto nada igual en ningún otro lugar del mundo.”

Durante esa breve noche fascinante, el talento eclipsó la rivalidad. Cunningham terminó su temporada de debut con ocho goles, ayudando al Real Madrid a ganar tanto La Liga como la Copa del Rey —pero nada superaría ese momento de gracia en el Camp Nou.

Gloria y frustración

La fama llegó rápido, y también la frustración. Más tarde en 1980, Cunningham se rompió un dedo del pie durante un partido contra el Real Betis. Inquieto, fue fotografiado bailando en una fiesta mientras aún llevaba yeso. El club lo multó con un millón de pesetas —una sanción récord en el fútbol español— y la relación nunca se recuperó del todo.

Las lesiones lo persiguieron sin descanso. Una rotura de ligamentos en la rodilla le arrebató su característica aceleración. Aun así, luchó por volver para la final de la Copa de Europa de 1981 contra el Liverpool, pero, como admitió más tarde, su actuación fue “horrible”.

Lee también: De fortaleza a fragilidad: ¿qué ha fallado en la defensa del Liverpool?

Su etapa en el Bernabéu se desvaneció poco a poco. Vinieron cesiones al Manchester United y al Sporting de Gijón, luego pasos por el Olympique de Marsella, el Leicester City, el Rayo Vallecano y, finalmente, el Wimbledon, donde alzó la FA Cup en 1988 en una de las grandes gestas del fútbol.

Una vida truncada

La última temporada de Cunningham lo llevó de regreso al Rayo Vallecano, donde marcó el gol que selló el ascenso a Primera División. Pero la alegría se convirtió en tragedia ese verano.

En julio de 1989, Cunningham regresaba de una fiesta cerca de Madrid cuando perdió el control de su coche. Dió varias vueltas. Su acompañante sobrevivió. Cunningham no. Tenía apenas 33 años.

La noticia sacudió al fútbol en toda Europa. Aficionados desde Londres hasta Madrid lloraron no solo a un jugador dotado, sino a un pionero que rompió barreras de raza y expectativas.

Lee también: Ruben Amorim debe aprobar la salida de Joshua Zirkzee

Su excompañero del Real Madrid, Vicente del Bosque, reflexionó más tarde: “No creo que sus cualidades fueran menores que las de Cristiano Ronaldo.”

Para un jugador que una vez hizo que el Camp Nou se levantara de sus asientos, no podía haber mayor homenaje.

Fuentes: BBC News, ESPN, Marca, GIVEMESPORT, The Guardian.

Lee también: Los 10 mayores impactos en la historia del fútbol

Oliver Obel

Oliver Obel – Creador de Contenido Deportivo y Especialista en Fútbol Soy un apasionado creador de contenido deportivo con un enfoque marcado en el fútbol. Escribo para LenteDesportiva, donde produzco contenido de alta calidad que informa, entretiene y conecta con aficionados al fútbol de todo el mundo. Mi trabajo gira en torno a clasificaciones de jugadores, análisis de fichajes y reportajes en profundidad que exploran el fútbol moderno. Combino un agudo instinto editorial con un profundo conocimiento de la evolución del deporte, siempre con el objetivo de ofrecer contenido que transmita tanto análisis como emoción.