Por qué N’Golo Kanté fue uno de los mejores centrocampistas de la historia de la Premier League
En una era en la que los futbolistas de élite son tan visibles fuera del campo como dentro de él, N’Golo Kanté siempre ha parecido algo fuera de lugar. Su carrera se ha desarrollado junto al estrellato en las redes sociales, los imperios de marca y las personalidades cuidadosamente gestionadas, sin embargo, Kanté ha permanecido obstinadamente inalterado: un jugador cuya reputación se ha forjado tanto por pequeños momentos espontáneos como por las medallas.
Ese contraste lo ha convertido en una de las figuras más silenciosamente admiradas del fútbol.
A lo largo de los años, periodistas y excompañeros han llegado repetidamente a la misma conclusión: la cualidad definitoria de Kanté no es solo la enorme cantidad de terreno que cubre, sino lo poca atención que busca mientras lo hace.
La noche que cambió el foco
Uno de esos momentos salió a la luz tras la victoria del Chelsea por 4‑1 sobre el Cardiff City el 15 de septiembre de 2018. El hat‑trick de Eden Hazard dominó la conversación futbolística esa noche, pero al día siguiente el foco cambió de forma inesperada.
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Según la BBC, Kanté perdió un Eurostar tardío de Londres a París y, en lugar de eso, se detuvo en una mezquita cercana, donde se encontró con Badlur Rahman Jalil. Jalil lo invitó a su casa a cenar, una oferta que el mediocampista aceptó sin dudarlo.
“Rezamos juntos en la mezquita”, dijo Jalil a la BBC al explicar el encuentro fortuito. Un invitado escribió después en las redes sociales que Kanté era “mucho más que un buen futbolista”.
Por qué las historias se repiten
La historia se difundió rápidamente, no porque fuera extraordinaria, sino porque se alineaba con muchas otras similares.
El excompañero de Caen Felipe Saad ofreció otra muestra del mismo carácter en una entrevista con UOL Esporte. Saad recordó a Kanté llegando a una pequeña reunión de cumpleaños sosteniendo una caja de chocolates, disculpándose torpemente porque nunca antes había asistido a un evento así. “Es exactamente como lo ves en la televisión”, dijo Saad. “Por eso todo el mundo lo quiere”.
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En diferentes clubes y países, los detalles cambian, pero la conclusión rara vez lo hace.
Pequeños comienzos, hábitos duraderos
Estas historias remontan a los primeros años de Kanté en Rueil‑Malmaison, un suburbio occidental de París, donde creció tras la emigración de sus padres desde Mali. En el modesto club amateur JS Suresnes, su tamaño jugaba en su contra.
Pierre Ville, uno de sus entrenadores de juventud, dijo más tarde a la BBC que Kanté era tan pequeño que apenas podía alcanzar la parte superior de una mesa, pero llegaba cada día sonriente y deseoso de trabajar.
El fútbol también fue una vía de escape. Kanté perdió a su padre a los 11 años y ayudó a mantener a su familia mientras continuaba sus estudios. Sin estar seguro de si el fútbol alguna vez le permitiría ganarse la vida, estudió contabilidad junto con el fútbol, un camino que ha mencionado en entrevistas con Sky Sports.
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El reconocimiento llegó tarde
El reconocimiento profesional llegó con lentitud. No fue hasta que Georges Tournay revaluó el equipo de reservas del Boulogne que a Kanté se le ofreció un contrato profesional.
“Me preguntaba qué demonios hacía en el equipo B”, dijo Tournay a Le Figaro.
A partir de ahí, su ascenso se aceleró primero en Caen, luego en el Leicester City, donde su incansable recuperación de balones se convirtió en pieza central del improbable título de la Premier League en 2016.
Éxito sin espectáculo
Después llegó el Chelsea, que pagó alrededor de £30 millones por su fichaje, y los honores siguieron pronto: otro título de liga y, en 2018, una Copa del Mundo con Francia.
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Kanté jugó ese torneo estando enfermo y afligido por la pérdida de su hermano, un detalle reportado en su momento pero pocas veces mencionado por el propio jugador.
Una reputación que perdura más que los titulares
Las lesiones más tarde frenaron su carrera, y en 2023 se mudó al Al‑Ittihad en Arabia Saudita. Desde entonces, la cobertura se ha centrado menos en su salario y más en cómo ha sido utilizado.
Según múltiples medios, Kanté financió un hospital de 5 millones de dólares en Mali y lanzó una academia juvenil destinada a ampliar el acceso al fútbol y a la educación.
Para Ville, que lo entrenó de niño, esa continuidad es lo que más importa. “El éxito en el fútbol es algo grandioso”, dijo a la BBC, “pero sobre todo es importante ser una buena persona”.
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La carrera de Kanté no ofrece un arco de reinvención, ni un cambio dramático de personalidad. En cambio, está marcada por la consistencia en el campo y, silenciosamente, fuera de él.
Fuentes: BBC, UOL Esporte, Le Figaro, Sky Sports, The Athletic
