Refugiado ucraniano que huyó de la guerra gana un importante torneo de sumo en Japón
Un largo camino hacia el dohyō
Aonishiki, cuyo nombre real es Danylo Yavhusishyn, llegó solo a Japón a los dieciocho años sin saber si podría volver a competir algún día. Tres años después, ha ganado el Torneo de Gran Sumo de noviembre en Fukuoka. Su triunfo ha recibido gran atención, especialmente en un deporte en el que los luchadores extranjeros han dejado huella, aunque pocos han progresado con tanta rapidez.
Según informó CNN, el atleta de veintiún años obtuvo el título el domingo tras derrotar a Hoshoryu, uno de los mejores competidores de Mongolia. NHK señaló que el combate final fue intenso y veloz, con ambos luchadores intentando dominar desde el primer instante.
Tras la victoria, Aonishiki declaró a NHK que el momento aún le parecía irreal. “Es un sentimiento que no se puede expresar con palabras”, dijo. “Sentí que mi cuerpo actuaba por sí solo, confiando en mi fuerza. He seguido diligentemente lo que me dijo mi maestro y eso me llevó a este resultado.”
Infancia marcada por la guerra
Yavhusishyn creció practicando lucha y judo en Ucrania, donde los deportes de combate tienen una larga tradición. Según CNN y Asahi Shimbun, comenzó en el sumo a los siete años después de ver entrenar a luchadores locales. A los quince ya había conseguido el tercer puesto en el Campeonato Mundial Juvenil en Japón, donde además entabló amistad con el luchador japonés Arata Yamanaka.
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La invasión rusa de 2022 cambió todo. Muchos centros de entrenamiento quedaron destruidos, las competiciones se cancelaron y numerosos atletas se vieron obligados a huir al extranjero. Su familia se trasladó a Alemania mientras él temía que su carrera deportiva hubiese terminado.
En un documental de NHK emitido en julio, recordó cómo se negó a rendirse. “Pensé que sería una pena terminar mi carrera deportiva allí”, dijo. “Me gustaba el sumo y sentí que debía intentar seguir por el camino que había elegido.”
Reconstruyendo su carrera en Japón
Con la invitación de Yamanaka, viajó a Japón y se instaló en la casa de la familia del luchador. Yamanaka, entonces capitán del club de sumo de la Universidad de Kansai, le consiguió un lugar para entrenar. Su nombre en el ring, Aonishiki, que significa “azul”, hace referencia a uno de los colores de la bandera ucraniana.
A pesar de llegar con un conocimiento limitado del japonés y de pesar menos que muchos luchadores de élite, alrededor de 140 kilos, progresó de forma notable. Entrenadores y comentaristas destacan su fortaleza en las piernas, su experiencia en judo y sus reacciones rápidas, que complican la estrategia de sus oponentes. Con el tiempo también se adaptó a las exigentes rutinas de un establo profesional.
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Más tarde se unió al establo Ajigawa en Tokio, donde vive y entrena hoy. Según NHK, alcanzó el rango de Sekiwake, el tercero más alto del sumo, tras solo trece torneos, una ascensión excepcional en un deporte en el que los avances suelen requerir años de consistencia.
Mirando hacia la cima del sumo
Tras su victoria de este mes, la Asociación Japonesa de Sumo celebró una reunión especial para evaluar su posible promoción a Ozeki, el segundo rango más alto. Este título conlleva mayores expectativas, un escrutinio público más intenso y la exigencia de un rendimiento sostenido.
Aun así, Aonishiki dejó claro que aspira a más. “Hay un rango por encima de este, así que quiero apuntar a él”, dijo, en referencia al prestigioso título de Yokozuna. Solo unos pocos luchadores lo alcanzan en cada generación y quienes lo logran deben mantener un nivel casi imbatible.
De momento, su victoria ha inspirado a seguidores que ven en su trayectoria un símbolo de cambio dentro del sumo. Los luchadores extranjeros han influido en el deporte en varias épocas, pero la historia de Aonishiki destaca porque combina deporte, guerra y migración de una manera poco común. Su ascenso rápido se sigue de cerca tanto en Japón como en Ucrania, donde varios clubes deportivos han compartido su triunfo en redes sociales como motivo de orgullo.
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