Lionel Messi, de las calles de Rosario a ícono global
Infancia en Rosario
Mucho antes de convertirse en un símbolo mundial de excelencia futbolística, Lionel Messi fue un niño tímido que crecía en Rosario, Argentina. Nació el 24 de junio de 1987 en un barrio obrero donde el fútbol formaba parte de la vida cotidiana.
Su padre, Jorge Messi, trabajó durante años en la industria siderúrgica antes de dedicarse al entrenamiento de juveniles, mientras que su madre, Celia Cuccittini, trabajaba en una fábrica de imanes. La familia, de seis integrantes, vivía con modestia, rodeada de la cultura futbolera tan arraigada en la ciudad.
Quienes lo conocieron de pequeño recuerdan su silencio. Messi hablaba poco y prefería expresarse con la pelota. Desde la escuela primaria llamaba la atención por su equilibrio y coordinación, cualidades que destacaban incluso en las canchas de cemento irregulares tan típicas de Rosario.
Sus primeros pasos futbolísticos los dio en el club de barrio Grandoli FC. Su abuelo Antonio “Tota” Cuccittini insistió para que jugara con niños mayores, convencido de su talento. Cuando Antonio falleció en 1997, Messi sufrió una pérdida profunda que marcaría emocionalmente su vínculo con el fútbol. Su gesto de señalar al cielo tras anotar es un homenaje permanente a él.
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Newell’s y un diagnóstico inesperado
A los ocho años ingresó a Newell’s Old Boys, uno de los clubes más tradicionales de Argentina. Allí formó parte de un equipo juvenil apodado “La Máquina del 87”, capaz de superar los cien goles por temporada. Según periodistas deportivos locales, Messi anotaba casi la mitad pese a su pequeña estatura.
A los diez años recibió el diagnóstico que transformaría su historia: deficiencia de la hormona del crecimiento. El tratamiento requería inyecciones diarias y costaba alrededor de 1.000 dólares mensuales, una cifra muy difícil de afrontar para una familia trabajadora en la Argentina de los años noventa. Newell’s prometió ayuda económica, pero esta nunca llegó de forma constante.
Para quienes no siguen el fútbol de cerca, es importante entender que las academias juveniles en Sudamérica suelen ser una vía de ascenso social para muchas familias. Cuando un niño talentoso como Messi pierde apoyo, corre el riesgo de quedar fuera del sistema antes de tener una oportunidad real.

El salto familiar a Barcelona
Hacia el año 2000, con el tratamiento estancado en Argentina, surgió una oportunidad a través del agente Horacio Gaggioli y el ojeador Josep Minguella: una prueba en el FC Barcelona.
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El club desarrollaba entonces uno de los programas de formación más avanzados del mundo, centrado en La Masia.
Carles Rexach, secretario técnico del club, quedó impresionado con el niño rosarino y decidió plasmar la intención de ficharlo escribiendo un acuerdo preliminar en una servilleta de restaurante el 14 de diciembre de 2000. El episodio se volvió uno de los más citados en la prensa deportiva española.
Para una familia obrera argentina, mudarse a Europa significaba un cambio emocional y económico enorme. Durante los primeros años, la madre y los hermanos viajaban entre Rosario y Barcelona, por lo que Messi vivió principalmente bajo el cuidado de su padre.
Este desarraigo marcó su adolescencia y lo separó del destino de miles de niños que nunca pueden salir de sus clubes locales.
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En La Masia su ascenso fue meteórico. Jugó con categorías superiores y acumuló temporadas de más de 30 o 40 goles, incluso con minutos limitados. Excompañeros como Dani Alves, Xavi Hernández, Andrés Iniesta o Víctor Valdés comentaron después, en entrevistas con medios catalanes, que ya a los 14 o 15 años “era claramente el mejor del campo”.

El debut en la élite del Barcelona
Messi debutó de manera no oficial en 2003, con 16 años, en un amistoso ante el Porto de José Mourinho. Su debut oficial fue el 16 de octubre de 2004 contra el Espanyol. Poco después anotó su primer gol en Liga, convirtiéndose en el jugador más joven en hacerlo para el club.
El Barcelona de esa época vivía una transición. Ronaldinho, Deco y Samuel Eto’o lideraban el proyecto y tuvieron un papel importante en la integración del joven Messi. Ronaldinho, en particular, habló más tarde en medios brasileños sobre cómo veía en él una versión joven de sí mismo.
La temporada 2005,06 lo catapultó al reconocimiento mundial, aunque una lesión lo dejó fuera de la final de la Champions. En Argentina, la prensa empezó a compararlo con Diego Maradona, una comparación que se intensificó tras su famoso gol ante Getafe en 2007, que evocó el histórico gol maradoniano de 1986.
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Guardiola y la transformación del fútbol moderno
Con la llegada de Pep Guardiola en 2008 comenzó una revolución táctica. Guardiola implantó un modelo de posesión basado en la ocupación racional de espacios, combinaciones rápidas y movilidad constante.
Messi pasó a jugar como “falso nueve”, moviéndose entre líneas para desarticular defensas. Esta innovación tuvo un impacto global en entrenadores y selecciones nacionales.
Barcelona ganó el triplete en 2008,09 y volvió a conquistar la Champions en 2011. El gol de Messi de cabeza en la final de 2009 contra el Manchester United se convirtió en una imagen icónica. Entre 2009 y 2012 ganó cuatro Balones de Oro consecutivos, y en la temporada 2011,12 marcó 73 goles en 60 partidos, una cifra extraordinaria en deportes colectivos.
A medida que pasó el tiempo, su estilo evolucionó. Dribló menos, pero amplió su rol creativo. Se convirtió en un playmaker total, capaz de dirigir ataques, crear superioridades y finalizar jugadas con la misma eficacia.
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Un equipo en transición
Tras la salida de Guardiola en 2012, el club atravesó una etapa emocionalmente compleja. Tito Vilanova asumió la dirección técnica, pero su lucha contra el cáncer marcó al equipo y al propio Messi, quien tuvo con él una relación muy cercana. En la Liga 2012,13 Messi anotó en 21 partidos seguidos, un récord simbólico de regularidad y compromiso.
Con Gerardo “Tata” Martino, en 2013,14, Barcelona intentó dosificar su carga física, pero las lesiones musculares persistentes complicaron su temporada. Mientras tanto, crecían las expectativas de cara al Mundial de Brasil.
La llegada de Luis Enrique modificó la dinámica del equipo. Junto a Neymar y Luis Suárez formó la famosa delantera “MSN”, considerada una de las mejores de la historia moderna. Ganaron el triplete en 2014,15, y muchos analistas señalan esa campaña como la más completa de Messi.

La selección, la presión y la redención
Messi debutó con la selección mayor en 2005, aunque solo jugó unos minutos antes de ser expulsado. Durante años fue blanco de críticas en Argentina, acusado de no ser lo suficientemente “argentino” por vivir desde joven en España. Esa tensión reflejaba debates profundos sobre identidad y pertenencia.
Argentina perdió el Mundial 2014 ante Alemania y las finales de la Copa América en 2007, 2015 y 2016. Tras la derrota de 2016 ante Chile, Messi anunció su retiro de la selección, aunque regresó semanas después.
La redención llegó con la Copa América 2021, donde Messi tuvo actuaciones consideradas por muchos como las mejores de su carrera con la selección.
Después llegó la Finalissima de 2022, ganada ante Italia, y finalmente el Mundial de Qatar, donde fue elegido el mejor jugador del torneo y levantó el trofeo que lo consagró de manera definitiva ante todo un país.

Adiós a Barcelona y la compleja etapa en el PSG
En 2021, la crisis económica del Barcelona alcanzó un punto crítico. Debido a las reglas financieras de LaLiga, el club no pudo registrar el nuevo contrato de Messi. Su conferencia de despedida, entre lágrimas, dio la vuelta al mundo como símbolo del colapso institucional del club.
Messi fichó por el Paris Saint, Germain, un equipo repleto de estrellas como Neymar y Kylian Mbappé. A pesar del dominio en el fútbol francés, la Champions siguió siendo una meta esquiva. Messi pasó a un rol más creativo, participando en la generación de juego más que en la finalización, mientras la prensa francesa informaba de tensiones internas.
Miami y la transformación del fútbol en Estados Unidos
En 2023 sorprendió al mundo al firmar con el Inter Miami de la MLS, un club fundado en parte por David Beckham. Su contrato incluía acuerdos históricos con Apple, Adidas y la opción de convertirse en copropietario en el futuro, reflejo del creciente peso económico del fútbol en Estados Unidos.
El impacto fue inmediato. Los precios de entradas se multiplicaron, los estadios se llenaron y el MLS Season Pass de Apple alcanzó cifras récord de audiencia. Messi llevó al equipo a ganar la Leagues Cup 2023, el primer título de su historia.
Para el público estadounidense, menos familiarizado con la tradición futbolística global, la llegada de Messi evocó hitos como la de Pelé a los New York Cosmos o la de Beckham a la MLS, pero con una resonancia cultural aún mayor. Messi simbolizó un cambio profundo en el papel del fútbol dentro del panorama deportivo estadounidense.

Estilo de juego, personalidad e identidad deportiva
El estilo de Messi se basa en su bajo centro de gravedad, que le permite cambios de dirección casi instantáneos. Su dribbling se caracteriza por microtoques constantes que mantienen la pelota siempre controlada. Su visión de juego, comparable con los mejores pasadores en otros deportes, le permite detectar ángulos y desmarques imperceptibles para la mayoría.
Pese a su fama mundial, Messi mantiene una personalidad reservada, concede pocas entrevistas y conserva un círculo social pequeño. Excompañeros lo describen como una figura amable pero extremadamente competitiva dentro del campo.
Legado, influencia y significado cultural
A lo largo de su carrera acumuló diez Ligas españolas, cuatro Champions League, la Copa América 2021, el Mundial 2022 y siete Balones de Oro. Rompió numerosos récords, como el de más goles para un mismo club, más goles en un año calendario y una de las cifras de asistencias más altas registradas.
Pero su impacto trasciende las estadísticas. En Argentina unió a las generaciones que crecieron con Maradona y aquellas formadas por la globalización futbolística. En Europa representó la era dorada del Barcelona. En Estados Unidos contribuyó a transformar el fútbol en un deporte de consumo masivo.
Las comparaciones con Maradona o Cristiano Ronaldo ya no se limitan a los aficionados: aparecen en debates académicos, análisis de mercado y estudios culturales, reflejando la penetración global del fútbol.
Un legado que sigue creciendo
En esta etapa de su vida, Messi continúa influyendo tanto en el deporte como en las industrias que lo rodean. Ya sea impulsando el crecimiento del Inter Miami, fortaleciendo la MLS o inspirando a nuevas generaciones en distintos continentes, su figura sigue ocupando un lugar central en la narrativa del fútbol mundial.
Lo que ocurra a partir de ahora es menos importante que lo que su historia ya representa: un recorrido marcado por el talento, el sacrificio y la evolución constante dentro de un deporte que creció con él.

