¿Es el Bayern el equipo a batir este año?
Durante gran parte de la última década, el Bayern Múnich ha sido una presencia constante entre la élite europea, aunque rara vez el claro favorito. La precisión táctica del Manchester City, la implacabilidad del Real Madrid y la intensidad del Liverpool FC han definido a menudo la era moderna de la Champions League. Pero esta temporada se siente diferente.
Bajo la dirección de Vincent Kompany, Bayern está jugando con un equilibrio que mezcla esas tres identidades: el control del City, la fe en uno mismo del Madrid y la relentlessness del Liverpool. Su racha invicta ya alcanza los 16 partidos en todas las competiciones, y lo que resulta crucial: sus actuaciones en la Champions se han dado ante los mejores.
Según Reuters, Bayern ya ha derrotado tanto al campeón europeo como al mundial — el Paris Saint‑Germain y el Chelsea FC — en sus dos primeros encuentros de grupo. Eso no es buena forma; eso es dominio a ambos lados del Atlántico.
La victoria que cambió la narrativa
La noche de Bayern en París fue un ejemplo de adaptabilidad. Durante los primeros 40 minutos brillaron: presionando alto, con transiciones rápidas y marcando dos veces por medio de Luis Díaz. Luego llegó el punto de inflexión: una entrada imprudente sobre Achraf Hakimi provocó la expulsión de Díaz tras la revisión del VAR por el árbitro Maurizio Mariani, según el informe de ESPN.
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El relato más sencillo habría sido que Bayern se desmoronara bajo presión. En cambio, pivotaron. El equipo de Kompany reculó hasta adoptar una forma compacta, defendió con control y absorbió los ataques del PSG sin pánico. Manuel Neuer, a sus 39 años, brindó otra actuación clásica, mientras Harry Kane, incansable defendiendo desde la delantera, simbolizó el compromiso colectivo de Bayern.
Lo que hasta entonces había sido un equipo de estilo vistoso se convirtió, durante 45 minutos, en una máquina defensiva. Esa amplitud —la capacidad de deslumbrar y de hundirse a la vez— es lo que caracteriza a los ganadores de la Champions League.
Una Europa sin rival claro
Si miramos la competición, la trayectoria de Bayern destaca aún más.
El City sigue siendo formidable, pero sus inicios irregulares en la Premier League y un arranque menos imponente en Europa sugieren un equipo en transición. El Madrid, como siempre, es amenaza —pero su dependencia de las heroicas actuaciones de Jude Bellingham revela un desequilibrio. El Arsenal y el Liverpool lucen fuertes, pero aún carecen de la experiencia continental que ha construido el núcleo de Bayern a través de años de profundas campañas.
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Luego está el PSG, campeón el año pasado, que ya ha sido expuesto en casa. Como observó Associated Press, “los diez hombres de Bayern parecían más cohesionados que los once del PSG”, una frase que resume la brecha de madurez entre ambos equipos.
En este contexto, la eficiencia de Bayern, su profundidad de plantilla y su resiliencia psicológica les ofrecen un perfil que pocos pueden igualar. No solo ganan: imponen su ritmo.
La revolución silenciosa de Kompany
El mérito debe reconocerse a Kompany, cuyos primeros meses al mando han estado marcados por una evolución sutil pero vital. Ha instaurado una flexibilidad táctica reminiscent de la estructura de Pep Guardiola, pero anclada en la disciplina colectiva de sus propios años como jugador.
Bayern puede atacar en oleadas o manejar el partido minuto a minuto. Su trío de mediocampistas —Joshua Kimmich, Aleksandar Pavlovic y Serge Gnabry— ha desarrollado la inteligencia para controlar el tempo, mientras que incorporaciones como Díaz y Michael Olise han añadido imprevisibilidad en el último tercio.
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El mensaje de Kompany a su plantilla, transmitido por Reuters tras el partido, fue simple: cada victoria reinicia el estándar, no la expectativa. Esa mentalidad se está propagando con velocidad.
Lo que hace diferente a Bayern esta vez
Las recientes campañas de Bayern en la Champions suelen haber sido deshechas por el desequilibrio —mucho ataque, poca resiliencia. Pero esta versión se siente completa. El liderazgo de Neuer en defensa, la madurez de Kane en ataque y la reaparición de Dayot Upamecano como un central imponente han restaurado el equilibrio.
Incluso con diez hombres, impusieron sus términos en París. No confiaron en la suerte ni en una defensa desesperada; confiaron en la estructura. Cada jugador sabía su rol, y nadie entró en pánico. Esa calma bajo presión es lo que separa a los aspirantes de la Champions de los vencedores de la Champions.
El camino por delante
Es temprano, sí —las fases de grupos nunca coronan campeones. Pero las señales son difíciles de ignorar. Bayern ya ha superado dos de sus partidos más complicados con el máximo de puntos, mostrando tanto arte como resistencia.
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Si mantienen este nivel, solo un puñado de equipos puede detenerlos de forma realista —e incluso esos necesitarían encontrarlos en una noche mala. Kompany ha convertido a Bayern en algo más que un superclub: en un equipo con identidad, hambre y equilibrio.
La pregunta ya no parece retórica. Bayern Múnich podría ser verdaderamente el equipo a batir en la Champions de este año.
Fuentes: ESPN, Reuters, Associated Press
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