Imagina estar junto a la máquina de café en el paddock de la Fórmula 1 en 2016 y escuchar a alguien decir: «¿Ese tal Verstappen? Nunca será campeón del mundo.»
Hoy en día, eso suena tan absurdo como afirmar que nunca llueve en Bélgica.
Pero esa era la realidad para Max Verstappen cuando, con tan solo 17 años, fue lanzado directamente al mundo del automovilismo con una licencia de piloto que prácticamente aún olía a tinta fresca.
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Muchos en el paddock eran escépticos.
En Force India —hoy conocida como Aston Martin— había dudas. Admitían que el holandés era rápido, sí, pero también demasiado salvaje, inexperto y quizás un poco demasiado amigo de los muros.
«Escuché a gente dentro del equipo decir que Max nunca sería campeón del mundo», recuerda Bernie Collins, exestratega de Force India y ahora comentarista de Sky Sports, en el pódcast Indo Sport.
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Cerró muchas bocas
Verstappen llegó a Red Bull tras solo un año en la Fórmula 3.
Saltó todos los pasos intermedios y ganó su primer fin de semana de carrera con Red Bull.
Pero ni siquiera eso fue suficiente para convencer a todos — muchos seguían pensando que le faltaba constancia y cometía demasiados errores.
Hoy tiene cuatro títulos mundiales en su haber, y todo apunta a que la temporada 2025 lo tiene nuevamente en la lucha, incluso si el Red Bull ya no es el coche más rápido de la parrilla.
Según Collins, ha sido la evolución mental de Verstappen la que ha marcado la diferencia:
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«Ha madurado muchísimo en los últimos años. Ya no se estrella, mantiene la calma y saca el máximo del coche», afirma.
El veredicto del paddock en 2016 era claro: “demasiado inestable para llegar a la cima.”
Max Verstappen les ha demostrado que estaban equivocados.
Hoy no solo es campeón — es la referencia para todos los demás.
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Fuente: GP33