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Mathias Gidsel jugó dos meses con el esternón fracturado

El nuevo libro “Gidsel og Pytlick, verdens bedste makkerpar”, escrito por el periodista danés Troels Mylenberg, ofrece un retrato detallado del ascenso de Mathias Gidsel y Simon Pytlick, dos de las figuras más influyentes del balonmano danés.

Ambos han sido decisivos tanto en sus clubes como en la selección nacional y han construido una sociedad deportiva basada en la velocidad, la intuición y una lectura compartida del juego.

Una de las revelaciones más llamativas del libro es que Gidsel jugó durante varias semanas con una fractura en el esternón sin darse cuenta, algo que solo salió a la luz durante un examen médico obligatorio previo a los Juegos Olímpicos de 2024.


Un punto de inflexión tras la lesión de ligamento cruzado

En extractos publicados por TV 2 Sport, Gidsel relata cómo sintió de inmediato, durante el partido por el bronce del Europeo de 2022, que su rodilla había sufrido un daño importante. Las pruebas realizadas más tarde en Dinamarca confirmaron la rotura del ligamento cruzado posterior, una lesión poco habitual pero exigente en el balonmano de élite.

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Para Gidsel, el momento era especialmente duro. Su objetivo era jugar la final de la liga danesa con GOG, el club donde él y Pytlick habían irrumpido en la élite. Con la lesión, las posibilidades se redujeron drásticamente, y los primeros días tras el diagnóstico los describe como emocionalmente muy difíciles.


Rehabilitación en sus propios términos

De regreso en Odense, Gidsel comenzó un programa individualizado junto a dos fisioterapeutas que propusieron un enfoque distinto al método hospitalario tradicional. Introdujeron movimiento controlado antes de lo habitual, ajustando gradualmente la férula rígida de la rodilla con una sencilla llave allen.

Su rutina diaria consistía en trabajo de fuerza, ejercicios específicos y hábitos estables que le ayudaron a mantener el rumbo en una etapa de incertidumbre. Según cuenta en el libro, este periodo le enseñó a comprender mejor cómo se relacionan la fuerza, la movilidad y el cuidado del cuerpo en el deporte profesional.


Una nueva percepción de los límites

La rehabilitación modificó por completo su manera de entrenar. Realizaba sesiones adicionales antes y después de su programa oficial, en ocasiones llevándose a su cuerpo más allá de lo que él mismo creía posible. También empezó a apreciar la importancia de la nutrición, la resistencia y la recuperación en temporadas agotadoras como las de la Bundesliga o los grandes torneos internacionales.

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Muchos de esos aprendizajes le recordaron su etapa juvenil en GOG, aunque ahora entendía que el progreso depende de un equilibrio mucho más amplio.


La fractura inadvertida

Ya en su etapa con Füchse Berlin, Gidsel era conocido por continuar jugando a pesar de pequeñas molestias. Sin embargo, ni él mismo esperaba descubrir que había disputado varios partidos con el esternón fracturado.

El hallazgo se produjo durante las pruebas médicas previas a los Juegos Olímpicos de 2024. El médico observó una fractura ya en proceso de curación, y Gidsel no recordaba haber sentido un dolor claro en ese momento. Tras los Juegos, siguió jugando con solo pequeñas interrupciones para recuperarse.


La búsqueda del equilibrio adecuado

Hoy Gidsel es considerado uno de los laterales derechos más influyentes del mundo, famoso por su explosividad, su velocidad y su capacidad para romper defensas. Aun así, afirma que no sigue una dieta estricta, salvo por evitar el alcohol durante la temporada.

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Recuerda una conversación con Henrik Møllgaard durante los Juegos de Tokio, donde ambos comentaron que los jugadores daneses no siempre encajan en la imagen clásica del “superatleta”. Møllgaard señaló que habían encontrado su propio modo de ser los mejores, una reflexión que Gidsel todavía considera central en su carrera.


La asociación detrás del éxito

El libro también analiza su estrecha conexión con Simon Pytlick, actualmente uno de los talentos daneses más prometedores. Los dos se conocen desde sus días en GOG y han sido piezas clave en varios de los éxitos más recientes de Dinamarca, incluidos títulos mundiales y el oro olímpico de 2024.

Aunque sus estilos son distintos, su comprensión compartida del tiempo, los espacios y el ritmo ofensivo ha sido fundamental en la fortaleza del ataque danés durante los últimos años. Mylenberg describe esta relación como una de las más efectivas del balonmano contemporáneo.

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